Sociedad del Conocimiento

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EL CIVISMO EN LAS SOCIEDADES DE LA INFORMACION Y EL CONOCIMIENTO

José Luis Tesoro

Dado que existe en el mundo abundante evidencia empírica acerca de la relevancia que tienen la democracia, la ciudadanía responsable y la calidad institucional como factores asociados a la calidad de vida de las comunidades, la mayor prioridad en la transición hacia nuestras Sociedades de la Información y el Conocimiento (SIC) debería residir en desarrollar esas virtudes e integrarlas a nuestros valores, creencias y prácticas.

Con el propósito de prevenir el conocido efecto de “poner el carro adelante del caballo”, comenzaremos por recalcar que el mayor potencial de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) -usadas como herramienta al servicio de causas nobles: probidad, democracia, desarrollo integral y equitativo, entre otras- reside en facilitar y acelerar cambios que, por ser requeridos y ansiados por la sociedad, deberían plasmarse independientemente -y hasta con prescindencia- de las TIC. En ese tipo de usos, las TIC sólo tienen el rol de acompañar una firme voluntad colectiva de cambio y en ningún caso pueden reemplazar a esa voluntad ni constituirse en la causa o el motivo de la iniciativa para el cambio.

Si bien lo dicho podría aparecer como perogrullada, nuestra realidad cotidiana muestra la frecuente incidencia que tienen ciertas creencias mágicas (ingenuas o interesadas) en las cadenas causales en que se fundan ciertas iniciativas de cambio, y que –desde la misma concepción- confinan en la ficción a los procesos, productos y resultados. Por ejemplo, son habituales las alusiones a la “ciudadanía electrónica” como piedra filosofal para el ejercicio de la ciudadanía, a la “democracia electrónica” como elixir para democratizar la sociedad, al “gobierno electrónico” como panacea para aumentar la efectividad y transparencia de nuestros gobiernos junto a la probidad de los gobernantes, o a la “participación ciudadana electrónica” como pócima para motivar una participación social activa y constructiva en la gestión pública.
Dado que las SIC no producen -por sí mismas- ninguna mejora en la calidad de la ciudadanía ni en la de sus instituciones, cabe preguntarse: ¿Puede verificarse de manera fidedigna, en nuestras sociedades y en nuestros gobiernos, una nítida vocación por ejercer plenamente la ciudadanía, vigorizar realmente la democracia, mejorar la calidad institucional o promover una auténtica participación ciudadana?

Nuestro proyecto de formación en Civismo para la Sociedad de la Información y el Conocimiento (Civismo SIC) (*) se sustenta en la evidencia de que el rol facilitador de las SIC para mejorar la calidad de la democracia, de la ciudadanía y de las instituciones sólo podrá comenzar a plasmarse, en nuestros países, si logramos constituir hoy -a través de la formación- una “masa crítica” de destinatarios oferentes y demandantes de información, conocimiento y servicios cívicamente relevantes, con el propósito de: a) mejorar –sucesiva y gradualmente- la calidad de vida ciudadana, y b) avanzar hacia una SIC centrada en la persona, incluyente, integradora, orientada al desarrollo integral y equitativo y a la gobernabilidad democrática-republicana.

Una pregunta frecuente es: ¿Cuál es la diferencia conceptual entre el “Civismo SIC” y la tradicional “Ciudadanía Digital”? Para responderla, partimos del concepto de “apropiación” (de un determinado recurso), que denota el proceso de aprendizaje que conduce -a personas, grupos, organizaciones o comunidades- a adquirir un control activo y responsable sobre las posibilidades y usos de un recurso, en función de sus propias características, necesidades, objetivos, intereses y entornos. Con base en esta acepción, podemos responder que la diferencia radica en que: a) la “Ciudadanía Digital” se dirige a que los integrantes de una comunidad se apropien de las TIC para ejercer ciertos derechos y deberes ciudadanos, y b) el “Civismo SIC”, en cambio, propone que la apropiación social de las TIC es (sólo) un medio para la apropiación social de la ciudadanía y para potenciar su ejercicio activo en las SIC.

El civismo procura que la democracia represente la genuina vocación de autoridad (kratos) de un pueblo (demos) sustentada en valores comunes, respetando, fortaleciendo y defendiendo las instituciones que los respaldan. A propósito, resulta curioso que algunas alusiones a una pretendida “construcción de ciudadanía” tiendan frecuentemente a eludir o ignorar la vigencia de esos valores e instituciones.

En el siguiente esquema sintetizamos posibles estados de Civismo SIC en términos de: a) apropiación social de la ciudadanía, y b) apropiación social de las TIC.

                       
Para inculcar actitudes cívicas la educación debe ir frecuentemente contracorriente: a) cuestionando actitudes individualistas, meramente pasivas, resignadas o fatalistas, b) induciendo valores que -en algunas comunidades- pueden no ser populares ni atractivos ni “políticamente correctos”, pero que son esenciales para convivir pacíficamente y poder desarrollar un “capital social” sustentado en la confianza, el compromiso y el entendimiento recíprocos.



(*) Para mayor información sobre el Proyecto de formación en Civismo SIC consultar la nota: “Formación Universitaria en Civismo para la Sociedad de la Información y el Conocimiento” http://www.gobiernoelectronico.org/node/6499